Es importante conocer las capacidades de los niños para que estos puedan disfrutar de la jornada y engancharse a la aventura de descubrir los senderos de Navarra.
1. CASTILLO DE MONJARDÍN. ¿Qué puede atraer más a un niño que descubrir los restos de un castillo? Villamayor de Monjardín tiene las ruinas del Castillo de San Esteban de Deyo, de origen musulmán. Conquistado en el año 909 por Sancho Garcés I de Pamplona, dice la leyenda que los restos de este antiguo monarca descansan entre sus piedras. En su honor, podemos visitar un busto ubicado en el casco urbano de Villamayor de Monjardín.
La ruta comienza en la parte alta del pueblo y está perfectamente indicada. Son menos de 5 kilómetros de ascensión, pero sin grandes rampas (el desnivel es de 234 m). Aun así, es mejor que los niños ya tengan cierta práctica andando ya que tardaremos algo más de hora y media en llegar al castillo. La vuelta se realiza por el mismo sitio que hemos subido.
2. EMBALSE DE NAGORE. Desde Aoiz, nos adentramos en el valle de Arce para alcanzar la localidad de Nagore. Allí, la cola del embalse de Itoiz ha creado un bonito paisaje a orillas de esta pequeña población. El recorrido, circular, carece de desnivel. Va rodeando la lámina de agua dejándonos bonitas estampas y pasando por algunos lugares de gran valor patrimonial, como la iglesia románica de Santa María de Arce (siglo XI). También caminaremos al lado del Palacio de Arce, que está en proceso de restauración. Al finalizar el recorrido, pasaremos por encima de la presa, que a modo de puente une ambas orillas.
Como aliciente para completar la jornada, se han habilitado dos zonas de playa para que mayores y pequeños puedan darse un refrescante baño tras el esfuerzo de la caminata.
3. SENDERO HAZITXO. Es la propuesta más adecuada si tienes niños muy pequeños. Tanto por la poca dificultad del recorrido como por su carácter eminentemente infantil. Se trata de una senda que parte del casco antiguo de Berriozar, más concretamente desde la escuela Mendialdea. Se trata de un sendero animado en el inicio del monte Ezkaba. Un camino de escasos dos kilómetros donde los niños podrán ir descubriendo diferentes esculturas talladas en madera: la diosa Mari, el Basajaun, un eguzkilore, animales como un gallo, un conejo o un oso… Una forma divertida de que los pequeños se acostumbren a caminar por el monte.
4. MIRADOR DE LAZKUA. A pesar de la sencillez de su trazado, esta ruta no es recomendable para niños muy pequeños, ya que el camino avanza por una zona con peligro de caída. Pero si los niños son ya algo mayores y responsables, este mirador es todo un descubrimiento. Tras una breve ascensión, divertida, con algunos pasos de pequeña escalada (la zona más desgastada cuenta con escalones realizados con barras metálicas para facilitar el tránsito) llegaremos a un camino horadado en mitad de una pared. Desde allí, las vistas sobre el valle de Allín son espectaculares. Al final del recorrido, hay una zona de mirador junto a una cruz.
El camino parte del pueblo de Eraul y tiene una longitud de poco más de 4 kilómetros.
5. SANTA CRIZ DE ESLAVA. ¿Contamos una de romanos?
Ubicada en término de Eslava, pero alejada del actual núcleo urbano, encontramos esta villa, considerada la más monumental de las ciudades romanas descubiertas en Navarra. Conserva los restos del que fuera el foro y la necrópolis de la ciudad y puede ir descubriéndose a través de paneles informativos. Desde Eslava, deberemos seguir las indicaciones que marcan Santa Criz, existe un espacio para aparcar debajo del mismo cerro que nos evitará una larga caminata si partimos desde el pueblo. Desde este punto, la ruta de ida y vuelta no alcanza los 3 kilómetros de longitud.
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